¿Por qué cuesta tanto pedir ayuda?
Cuesta, y más, cuando no estás acostumbrado a hacerlo.
El miedo a no ser atendido en tu demanda, que los que te rodean se cansen de verte siempre mal, el que se convierta para ellos en algo habitual o el que una negativa nos lleve a la decepción son algunos de los condicionantes.
En el camino que nos espera, aquéllos que sufrimos una enfermedad crónica, necesitamos vuestra ayuda. Queremos ser los mismos de antes, pero no lo somos, queremos tener voz propia y que no sea nuestra enfermedad la que hable por nosotros, pero no siempre es así. Sigue leyendo